Megan Fox: "Si hubiese una victima a la que no apoyarían, esa sería yo"

Para la mayoría de nosotros, el nombre de Megan Fox está directamente relacionado con la imagen de sex-symbol. ¿Y cómo no íbamos a pensar de esta manera cuando éste fue el único rol que se le impuso desde los 15 años? 

Su carrera como actriz empezó con unos pocos papeles en películas para adolescentes en la década de los 2000. Pero su carrera tuvo un cambio gigante tras su incorporación como extra en la película Bad Boys II, donde bailaba en bikini bajo la lluvia con tan solo 15 años. Megan habló en varias entrevistas sobre el comportamiento predatorio del director (Michael Bay) que continuó sexualizándola en su siguiente proyecto, Transformers. Fox aseguró que era “una pesadilla trabajar con él", hasta el punto de compararlo con Napoleón e incluso con Hitler. Pero Megan no solo fue ignorada por sus manifestaciones, sino que fue tildada de desagradecida y tuvo que disculparse públicamente.  


Tras ser despedida de este proyecto, Fox participo como personaje secundario en alguna otra película, pero siempre en su rol de sex-symbol. Incluso en la película Jennifer’s Body, al contrario de la intención de la directora Karyn Kusama, que había dirigido la película a un público femenino adolescente, el equipo de marketing decidió enfocar el tráiler al público que seguía viendo a Megan por su cuerpo (a hombres hetero). Esto condujo al fracaso de la película, debido a las reviews negativas del público masculino que esperaba una Megan Fox más sexy.  


“Nunca me he sentido completamente incluida dentro del movimiento feminista” 

Megan habló en numerosas entrevistas sobre su experiencia en la industria del cine y de cómo ella estaba al frente del Me too movement antes de que éste empezara. Megan reveló historias comprometidas de su pasado. Al hacerlo, y para crear una barrera emocional, solía usas el humor o incluso el insulto abierto a las personas involucradas. Esta estrategia de auto-protección avivó los comentarios de odio por parte de la audiencia tanto masculina como femenina que se multiplicaron. En muchas ocasiones Megan ha contado cómo el público consideraba que se merecía ese trato por su manera de vestir, de expresarse o por su manera de ser y afrontar esta situación... Esto la alejaba de su consideración de víctima, de persona angustiada y merecedora de empatía.  

Megan no quiere alimentar el sensacionalismo de los medios ni quiere volver a experimentar la manipulación por éstos de sus experiencias personales. Siente la necesidad de poder expresar su belleza sin ser objetivada.  



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