La cronica de un mago debil

Tras pasar la escuela varias semanas bajo la dirección de Snape muchos de nosotros, los alumnos, perdimos la esperanza en la victoria. Los pasillos ya no estaban repletos de estudiantes hablando fuertemente de camino a su siguiente clase, sino que se llenaron de un silencio perturbador. Incluso los slytherin, quienes consiguieron el mejor resultado parecían diferentes. 

Pero tras la reunión imprevista del director Snape confirmando que Harry fue visto en las cercanías se volvieron a escuchar murmullos de esperanza. Esperanza que se vio alcanzada al escuchar a Harry Potter aparecer de entre el público confrontando al director. Con la profesora McGonagall acompañando a Harry y el ejército de Dumbledore tras él, Snape se vio obligado a huir y la dirección de la escuela pasó a las manos de la profesora. 

Ésta lanzó una orden para proteger la escuela: Aquel con edad para luchar podía elegir   unirse al ejército y el resto sería evacuado a un lugar seguro. 

Yo siempre fui uno de los alumnos más débiles de la escuela, nunca conseguí dominar ningún hechizo de batalla y sabía que no duraría mucho en un combate. Pero tengo la inteligencia de un Ravenclaw y suficiente coraje para ser confundido con un Grifindor. He vivido bajo la incertidumbre y la ignorancia desde que todo empezó a ir mal y la curiosidad se apoderó de mí. 

Nunca fui una persona en quien se fijasen los demás, que captara la atención, por lo que seguir los pasos de Harry desde una distancia prudente, con la asistencia de cualquier hechizo de sigilo o invisibilidad, que sí dominaba, no sería difícil y me permitiría ser testigo del conflicto sin integrarme en él. 

Desde la ventana de la torre que lleva a la sala común de Revenclaw, pude ver como aparecía una barrera mágica que englobaba la escuela.  Debía tratarse de la defensa que prepararon los profesores. Seguramente no sería una solución definitiva, pero nos podría regalar unos minutos para preparar nuestro ataque. A lo lejos escuché a Luna llamar insistentemente a Harry. Le recuerda la existencia de la diadema de Rowena Ravenclaw y de la necesidad de hablar con un fantasma. Recordaba perfectamente ese nombre, Rowena. Tuvo una hija que se convirtió en el Fantasma de la Casa Ravenclaw, y sabía perfectamente donde se encontraba, así que me adelanté.  

Con el encantamiento desilusionador conseguí ocultarme a la vista de Harry y el fantasma La Dama Gris (Helena) y pude escuchar que hablaban de la diadema. De repente la barrera empezó a ser atacada y la torre empezó a moverse.  Harry amenazado por la inminente destrucción de la torre consiguió que Helena le revelara su localización: “en un sitio donde todo está escondido”. Harry pareció entenderlo enseguida y salió corriendo. Yo no debería tardar demasiado en salir tras él o le perdería de vista. 


Y así fue. Al salir de la torre Harry había desaparecido y me di cuenta de que la barrera mágica había sido destruida. Solo encontré pánico por los pasillos, gente corriendo de un lado a otro, ruidos de explosiones en la lejanía. El ejército de Voldemort consiguió entrar al castillo. Las salas se llenaron de mortífagos, gigantes, arañas y muchas criaturas más. Estaba en severo peligro. Con apenas pocas capacidades de combate y sin idea de donde se podría encontrar Harry, decidí coger altura para tener una mejor visión del campo de batalla. Con suerte, Harry habría encontrado la diadema, la habría destruido y saldría en cualquier momento a luchar junto a sus compañeros. Y así ocurrió... más o menos. 

Tardé varios minutos en analizar cada centímetro de la zona de batalla hasta que pude ver a Harry y sus amigos. Pero no tardaron en salir corriendo, esquivando todo tipo de ataque, hacia la Casa de los Gritos. Extraño... Pero debía seguirles. 

Me llevó bastante tiempo bajar de la torre y recorrer todo el campo esquivando la acción. Incluso tuve que usar algún hechizo para abrirme el paso sin sufrir lesiones. No fueron mis hechizos mejor ejecutados, pero fueron suficientemente útiles.  

Debí de ser más lento de lo que esperaba porque a mitad camino la voz de Voldemort retumbó en mi cabeza lanzando un ultimátum. Fue una tregua de una hora durante la cual Harry debía entregarse a cambio de la supervivencia de todos sus compañeros y profesores. Mientras tanto Voldemort le esperaría en el bosque prohibido. 

Lentamente vi a los mortífagos retirarse, tal y como dijo que harían. Entré de nuevo al castillo, o a lo que parecían ser sus ruinas. Allí se encontraban todos aquellos que momentos antes luchaban por defender su casa, todos ellos agotados, la mayoría heridos y muchos muertos... Y además estaba yo, un mero espectador. 

Poco después apareció Harry con sus amigos. Parecían perturbados. Me acerqué sin ser visto y escuché su conversación. Fue aterrador entender las palabras de Harry: él era uno de los horocruxes y se dirigía al bosque prohibido a cumplir su destino.  

Me quedé en el castillo resignado al destino de Harry. Se entregaría y moriría a cambio de paz según el ultimátum de Voldemort. Pero evidentemente la tregua no fue una promesa mantenida.  

Tras pocas horas Voldemort volvió a la escuela. Detrás le seguía Hagrid con Harry muerto en sus brazos, además de varias docenas de mortifagos. Ordenaron a los ocupantes, que ya habían sufrido muchas pérdidas, que se rindieran prometiendo un perdón para ellos y sus familias. Comunicó la oficial muerte de Harry. Como era de esperar, Draco se entregó rápidamente, pero Neville me sorprendió sacando la espada de Gryffindor animando a sus compañeros a seguir luchando. Fue entonces cuando Harry saltó de los brazos de Hagrid y todos retomaron la lucha llenos de esperanza al lado de Harry  


La batalla empezó de nuevo, con un nivel de determinación colectiva más grande que hace unos escasos segundos. Voldemort se concentró plenamente en Harry, quien empezó a correr por el patio intentando esquivar los hechizos lanzados por éste. Tanto el ejército de Hogwarts como los mortifagos continuaron su batalla dentro de la escuela. 

Todavía en la entrada de la escuela escuché a Harry ordenar a sus amigos que mataran a la serpiente de Voldemort, probablemente sería el ultimo horocrux. Los tres corrieron fuera de la sala, adentrándose más en el castillo. Mientras ellos seguían con su plan yo me decanté por asistir de manera alternativa. Vi la espada de Gryffindor caer por algún sitio en la cercanía. Por lo que me dediqué a recorrer la habitación entera, esquivando todo obstáculo que encontré hasta que por fin la vi. La cogí con mis dos manos y la llevé a quien sabia le daría buen uso, Neville, aún aturdido en el suelo. Deposité la espada a su lado y lo desperté con un hechizo. Justo a tiempo de ver el duelo que acabó con la vida de Bellatrix.  

Salí corriendo de la sala y me tropecé con la lucha de Hermione y Ron contra la serpiente.  No traían buenos resultados, de hecho, a la serpiente no parecía afectarle ningún tipo de hechizo y simplemente estaban intentando apuñalarla con un objeto. En vista de la dificultad de estos me tomé una poción de volubilis, y con la voz de Hermione grité el nombre de Neville esperando que sirviera de asistencia. 

Al escuchar la voz de Harry desde el patio una vez más salí corriendo, ocultándome lo más posible entre trozos de pared caída y columnas todavía en pie. Presencié el inicio del duelo de baritas entre Voldemort y Harry, un evento histórico del que no podía separar la vista, cuando de repente se detuvo todo. Los dos cayeron doloridos al suelo tomando una respiración de unos segundos. Podría ser... ¿Que el ultimo horocrux ya hubiese sido destruido? Seguramente así sería, ya que, una vez retomado el duelo, Voldemort se mostraba severamente debilitado. Tan debilitado que esto lo llevó a su derrota, desintegrándose lentamente en pedazos. 

Y así fui testigo de cómo el reinado de terror de Voldemort terminaba de una vez por todas. Los últimos mortífagos supervivientes fueron arrestados y llevados a Azkaban. Y pude presenciar como en los pasillos de la escuela se escuchaban risas de nuevo. Y, aunque la escuela siguiera en ruinas, era palpable el sentimiento de felicidad y de despreocupación que con Voldemort habían desaparecido. 

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