PARASITE

Hace una semana decidí ver una película que llevaba un tiempo retrasando, Parásitos (Parasite, 기생충), película surcoreana dirigida por Bong Joon-ho (director de obras como Okja, Memories of Murder y Mother) y estrenada en 2019, y puedo decir con confianza que se ha convertido en una de mis películas favoritas.

Esta obra cinematográfica ha recibido aclamación (totalmente merecida) tanto de la crítica como del público, convirtiéndose en un fenómeno mundial y ganando numerosos premios, como cuatro premios Oscar, incluido el premio a la Mejor Película.

La trama gira en torno a dos familias: los Kim, una familia de clase baja que lucha por llegar a fin de mes en un húmedo y oscuro semisótano; y los Park, una familia adinerada que vive en una lujosa mansión diseñada por un famoso arquitecto. A medida que la familia Kim se infiltra en la vida de los Park bajo falsas pretensiones, la película aborda temas de desigualdad social, codicia, y las complejas dinámicas entre clases sociales junto con una mezcla de géneros, logrando crear una narrativa tan satírica como profundamente conmovedora, manteniendo al espectador en vilo hasta el último momento. Además, cuenta con actuaciones destacadas de un elenco talentoso que logra dar vida a personajes complejos y multidimensionales.

Uno de los elementos más destacables de Parásitos es la gran cantidad de simbolismo y metáforas visuales que contiene e invitan a la reflexión, por ejemplo, donde se ve mejor retratado esto es en la gran cantidad de escenas con escaleras, estas sirven de metáfora para representar las clases sociales como niveles, mientras que la familia de los Kim se mantiene en una lucha constante, subiendo y bajando de nivel, la familia Park se encuentra siempre en un ángulo más alto que los pobres (en este caso, los Kim) estableciendo su poder por encima de estos.

Puesto que su impacto perdura mucho después de haber terminado de verla, se consolida como una de las películas más importantes y trascendentales del cine contemporáneo.